
Alá nos ofreció un sol maravilloso que gobernaba las alturas e ilusionaba al plantel con poder debutar en la copa “Tia Silvya 2007” de una vez por todas. Bruno lustraba sus mocasines, Nicolás hacía su ya clásica media cola, Luigi se sacaba una pelotilla del orto; en fin, cada integrante del plantel vivía a su manera la previa del partido.
Todo listo, la adrenalina se apoderaba del sistema nervioso central de los jugadores... PERO NO!!! OTRA VEZ NO!!! NO SE JUEGA. ¿porqué, si el día está hermoso? ¿porqué? Porque resulta que los organizadores del torneo, el juez y otros tantos no estaban en Uruguay. Andaban por Argentina, en no se que congreso de las abuelas de no se quién. Si, como acaban de leerlo, prefirieron concurrir a una actividad EXTRACURRICULAR, que a una nueva fecha del torneo... están hullendo, no nos quieren enfrentar. Qué se creen, que van a aprender algo de la vida escuchando a un porteñito habla de Deleuze, ja! La vida, lo que se dice “vida” se aprende en un rectángulo de tierra, a golpes y gambetas.
La desazón no solo se reflejó en el rostro de los jugadores y las porreras, todo el país estaba pendiente de debut del equipo más popular y se llevó la noticia desagradable de la postergación del partido. La muchedumbre enloqueció, prendieron fuego autos, dinamitaron iglesias, violaron viejas, asaltaron cementerios y pañaleras. En resumen, el caos se apoderó de la ciudad. En una medida de urgencia el gobierno decidió tirar una “bomba de humo” y organizó un partidito en el centenario entre la selección uruguaya y su par de Chile. Obviamente fue un fracaso, no solo por que la gente no se hizo presente, sino porque los perros que representan al país no pudieron sacar más que un triste empate con la “rojita”.
Por esto el Kamchatka proclama: NO AL INTERCAMBIO CULTURAL, NO A LA INTERDISCIPLINARIEDAD, NO A LOS ENCUENTROS INTERESTUDIANTILES O INTERFACULTATIVOS, AL CARAJO CON TODA ESA BASURA.
3 comentarios:
Ojalá (de nuestro dios alá) el kamchatka gritara al unísono esas hermosas palabras que recitaste al final. Pero el asunto es más grave porque la traición viene también de adentro, de nuestro propio capitán...
No se confundan, jamás los traicionaría. Viajé a Buenos Aires con una misión encubierta, que no puedo explicar en estos renglones porque quedaría en evidencia.
Por suerte el debut fue con fiesta y baile. Siete batatas a los pendejos.
El 10 de la gente casi se come unos manotazos por un rival que lo acusó de pizarrero.
- tirabas cañitos, gil.
- estás desubicado, mi'jo. Le respondió nuestro compatriota.
Eso es clase.
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