jueves, 11 de octubre de 2007

Un ángel caido del cielo



En la Biblia, en el Antiguo testamento, el profeta Juan nos anuncia la llegada de un ser de las alturas, un jugador de fútbol "de la puta madre" dice el sagrado texto. En la eterna guerra entre el bien y el mal, tranzaron Dios y el Diablo jugar un picadito entre representantes de la bóbeda celeste y de las tinieblas, se trataba en un ida y vuelta, primero en el cielo, luego en el infierno, de no sacarse ventajas se cagaban a trompadas y listo. Dios -que era el entrenador del equipo del bien- eligió una nube para jugar el partido de local, mandó a un grupo de querubines que orinacen dicha nube para que creciera un poco de gramilla. el gran problema de Dios es que con las leyes que dictó para la humanidad, el cielo estaba prácticamente desierto, a la hora del encuentro en la tribuna habían un par de vírgenes tocando el arpa y entonando el "ave María", que era lo más parecido a una canción de tribuna que las jamás cogidas conocían. Pero el mayor problema que tubo el popular "barba" fue a la hora de conformar el equipo, pues los querubines eran demasiado blanditos y Moises eran un viejo hecho pelota que hasta cagar le exigía un esfuerzo que lo dejaba extenuado durante los próximos 400 años. Manoteó lo que pudo y le dió la 9 a Ángel Bautista, que en la vida cotidiana del cielo estaba a cargo de todo el sistema operativo y por supuesto de las Arcas celestiales. Un poco pasado de peso pero con toda la buena onda y la disponibilidad que lo caracterizan se puso la casaca, la misma no aguanto y se rompió, le pintaron un 9 entre las alas. Comenzó el partido y tomó la pelota Noé -si, el viejo forro que bien pudo haber dejado fuera del arca a los mosquitos y no lo hizo- le mandó un centro elevado a Ángel, este saltó a cabecear, elevandose nada más ni nada menos que medio centímetro del suelo, le dieron en plena elevación un codazo, el ágil 9 perdió el equilibrio y calló de boca, la nube era muy debil, sedió, no soportó el peso del delantero, este calló, calló del cielo, calló...

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