miércoles, 19 de diciembre de 2007

Yo y yo: Kamchatka y esquizofrenia

Encontrábame yo tranqui, con la pierna hacia arriba y con hielo, leyendo para social, creo que lo que estudiaba tenía que ver con un flaco re paranoico que se cree que lo investiga la CIA y que en pleno siglo XXI se considera un hereje. En fin, esto es contexto, lo realmente importante fue lo que pasó mientras realizaba tal actividad. No sé que fue lo que desató lo que voy a desarrollar en las líneas que siguen, no sé si fue alguna noticia inesperada, de esas que caen de sopetón; si fue algún mensaje de texto con alguna noticia inesperada, de esas que caen de sopetón; no sé si habrá sido algún mensaje de texto enviado por el chouny con una noticia... bueno tá!
Yo tranqui, y de pronto... una voz: “andrés...” Pensé que solo había sido un ruido... de nuevo y un poco más clara: “andrés... andrés soy yo...” Pensé: "la puta madre, lo último que faltaba, que la muñeca inflable cobrara vida y empiece a reclamarme boludeces..." Miro debajo de la cama y la muñeca no estaba, recuerdo enseguida que en mi último cumpleaños, borracho, con el resto de los integrantes del Kamcha’ la inflamos, le metimos caramelos y la agarramos de piñata. “Me haces mucha falta Yenny...” pensé, sonreí melancólicamente y de pronto la voz reaparece con mayor insistencia: “ja ja ja, gil! el kamchatka quedó eliminado...” “¿quién sos, quién anda ahí, qué pretende usted de mi, canalla!?” pregunté exaltado, mientras me sobaba los pectorales.
“Ese equipo de morondanga no podía llegar más lejos...”
“presidente, es usted?”
“no, soy vos...”
“¡¿qué? no jodas, da la cara sorete!!!”

“no puedo salir porque soy tu propio pliegue...”
“andá a cagar Delleuze... metete el mayo francés en el orto”
El silencio reinó por un instante. La luz se fue de golpe, prendí una vela, pues pensé que la marihuana me ayudaría, luego prendí una vela para iluminar la habitación. Miré hacia la ventana, allí estaba mi reflejo, no!, no era mi reflejo, era una forma extraña que no lograba reconocer “¿qué está pasando?” cuestioné hacia mis adentros. Y de nuevo la voz:
“seis a tres ganó la murguita...”
“¡mentira, insensato!!! El Kamchatka ganó, el chouny me lo dijo”
“lo que el chouny dijo fue que la murguita ganó...”

“mientes, nuestro capitán Luigi fue la figura... yo lo ví... hizo tres goles... y Bruno, Bruno la destrozó... y el pajarito, el pa... el paja... el pajarito la dejó chiquitita...”
“Luigi, Bruno, el pajarito. Por favor! Ni siquiera sos bueno para mentirte a vos mismo. Tienes que aceptarlo, quedaron eliminados...”
“¡¡¡no, calla, calla!!!”

“quedaron eliminados... quedaron eliminados...quedaron...”
“¡¡¡noooooooo...!!!
La puerta se abrió de pronto, era mi madre con el palo de amazar: “callate carajo, dejá dormir, loco de mierda!” dijo y me golpeó.

Ahora ya estoy tranquilo. Todos los días viene a visitarme un hombre de blanco que me pregunta si sé dónde estoy. Yo le digo que sí, que estoy en Kamchatka, con mis compatriotas, con Borat, Osama, los Reyes Magos, el pesebre y el niñito Jesús y que todas las noches vienen odaliscas a hacerme el baile del vientre. Me da unas pastillas azules y verdes y yo me duermo.


1 comentario:

el 10 de la gente dijo...

Alá es sabio!!! continúa por ese camino y tú alma permanecera libre y tranquila